Cuando en los medios de comunicación se comentan declaraciones de extranjeros es habitual dejar de fondo los cortes con las palabras del personaje en su propia lengua, mientras el/la periodista las traduce a nuestro idioma. Esto hace la retransmisión más atractiva, y le da mayor veracidad al escuchar las palabras textuales.
Pero, reconociendo que traducir puede ser una tarea difícil, en ocasiones esto deja bastante que desear. No es raro ver errores e imprecisiones, interpretaciones curiosas (intencionadas o no), o incluso películas que no tienen nada que ver con lo que se había dicho… y las que nos colarán sin que nos enteremos cuando se trata de idiomas poco conocidos.
En estos últimos días de abdicación y cambio en la jefatura del Estado son muchas las incoherencias y mensajes propagandísticos que aparecen en los medios para recordarnos las bondades de la monarquía. Pero en el coche de camino al trabajo he escuchado en la Cadena Ser un par de intervenciones que me llamaron la atención:
- Un político inglés explica la postura de su país ante ciertas decisiones de la UE, y se refiere a su patria como Great Britain; pero la corresponsal nos lo traduce como Reino Unido, no como Gran Bretaña. ¿Casualidad o recordatorio (in)consciente a la audiencia española de que un estado tan importante como ese es monárquico? No sabemos que hubiese pasado de decir el político United Kingdom, ¿sería ahora fiel a sus palabras o también lo cambiaría por Gran Bretaña? ¿El cámbio de términos se habría dado, o me habría fijado yo en el, de darse esta noticia en cualquier otro momento del año?
- Un par de horas antes de la coronación de Felipe VI, unos turistas de visita en el centro de Madrid responden a una reportera del programa Hoy por hoy. Les pregunta por cómo está la ciudad, y escuchamos en un claro inglés que afirman que todo está muy bonito con tantos adornos. ¿Qué traducción hizo? Pues que estaban muy orgullosos de poder asistir a un día tan imporante como el de la coronación. ¿Hay diferencia? Sí, bastante.
Puede parecer una tontería, pero es un ejemplo de cómo el uso del lenguaje orienta la carga ideológica, algo con lo que deberían ser especialmente cuidadosos los medios de comunicación. ¿O ya están atentos a ello?
Afortunadamente esta emisora tiene también espacios muy recomendables, como la Unidad de Vigilancia lingüística (UdV, podcast aquí), que tiene dos grandes virtudes: 1) contribuir a la corrección lingüística y semántica, y 2) hacerlo con sentido del humor, de hecho, se ríen hasta de ellos mismos (algo digno de elogio en una sociedad en la que a muchos les cuesta reconocer los errores propios). Ahora va a haber que sugerirle a @IsaiasLaFuente, el conductor de la sección, que cree la UdVdT: Unidad de Vigilancia de Traducciones.