
Hace un par de días vi un tuit de Alberto Royo sobre si se debía calificar un examen con un 0. Lo primero que hice fue comprobar que, efectivamente, el XADE, la aplicación que usamos para poner las notas no ofrecía esa opción, y entonces me fui corriendo a hablar con PEPE.
En cuanto le enseñé la captura dijo: «¡Pues claro, tiene toda la razón! Creo que ese tío debe ser algo purista como yo». Le comenté que yo no lo veía tan claro, que no hay ningún chaval que merezca un 0, pues es imposible que no sepa nada sobre el tema o la materia que se esté tratando, especialmente en las áreas instrumentales y los cursos altos. Se rio un momento y empezó su comentario de texto:
- Creas un instrumento de evaluación, fijas unos criterios de corrección claros, y la forma de trasladarlo a la cualificación final, informas por anticipado al alumnado sobre estos aspectos (aquí no pude evitar carraspear), aplicas la prueba, y si al revisarla no se cumple nada de lo solicitado (porque está en blanco, porque lo realizado no tiene nada que ver, porque es totalmente erróneo…), la nota tendrá que ser 0, sí o sí. De hecho en las rúbricas debería añadirse siempre un indicador del tipo «no entrega la tarea» con valor nulo.
- Puede que no exista el 0 absoluto en cuanto a aprendizaje, pero sí en cuanto a realización de una prueba en base a criterios e indicadores concretos, o en cuanto a desempeño en una tarea (últimamente se le da mucho por pensar en eso de las competencias). Es más: cualquier docente que crea que con un examen, o un instrumento de evaluación similar, está comprobando lo que el alumno sabe sobre algo en general, en términos absolutos, es un ingenuo: todos los instrumentos de evaluación son relativos.
- Las aplicaciones informáticas de las distintas consejerías suelen partir del 1 porque no tienen en cuenta las disfunciones del día a día educativo. P.ej., un alumno absentista, que se pasa un trimestre desaparecido (pese a las medidas y acciones tomadas desde el centro), no puede sacar un 1. Sería contradecir la propia concrección curricular y la programación. Por eso dice que sí, que habría que trasladar el asunto a la administración.
- El asunto hay que vigilarlo también por la carga de currículum oculto que destaca el tuit: ¿es una invitación a faltar a la rigurosidad, o directamente a mentir?, ¿qué mensaje estamos enviando si por no hacer nada otorgamos una puntuación positiva, aunque sea mínima?, ¿no sería un agravio comparativo con los que sí «sacan un 1 por méritos propios»? Aquí le dije que estaba exagerando (por un momento olvidé que es El Purista), y me respondió: si en la oposición uno llega, firma, y se va, y tu no tienes mucha idea del tema que salió, pero lo intentas y consigues plasmar algo en el examen aunque sea recordando vaguedades, ¿crees que debería sacar la misma nota que tú?
No quise responder: otra vez me había desmontado. Empecé a pensar en los exámenes y pruebas que hacemos de adultos en los que el 0 es más que posible, y pensé que tal vez no era tan descabellado que fuese así también en la enseñanza obligatoria, siempre y cuando se gestione bien con el alumnado por si pudiese implicar problemas de emocionales y de autoestima.